27.6.08

Amaranta,
querida, tengo la suerte de que el diablo me escriba en letras amarillas... lo que se agradece porque me hace ahorrar bastante en rouge.
Nuevamente estoy sobre un tren con los dedos hinchados y rojos de frío, morcillas sin flexibilidad que toman la lapicera sin fuerza y la dejan deslizarse inconscientemente, sin detenerse en el juego del trazo o en hacer bien redondos los puntos de las i.
Y se me viene a la mente el fabuloso recuerdo de las manos de mi abuelo Emidio, sabían realmente bien.
Con lo que te gustan a vos las empanadas de carne picante te hubieras vuelto loca con tan solo probarlas.
Tus ironías y los cuentitos de Franz podemos dejarlos de lado jovencita. Todo asunto de ahora en más queda entre vos y yo, nada de terceros. Tan bien aprendiste Amaranta, que durante mi obligada huida estás entre collares y muñecas alimentándote del fresco Dios del momento.
Mejor dejemos a los muertos en paz y utilicemos el tiempo en lo nuestro: Horacio me ha hecho llegar las instrucciones adecuadas y un mapa de la ciudad. Yo estoy viajando hacia un pueblo cercano, un amigo de Eleonora tiene un "hotel" en la ruta y me va a alojar ahí por el tiempo que se pueda.
Atrás te hago un dibujo de cómo llegar.

Siempre libre.
Anna.-

1 comentario:

kit sch dijo...

simple,
.simplísimo.
SiempreLibre
y con alas
*
(me saco el gorrito de frío, que sombrero no tengo.tienen aquí a una seguidora de sus jornadas epistolares)